Para Joselyn Isamar.
I
Como pequeño frasco
encierras del amor su esencia,
encierras hasta la hoguera
de unos besos veraniegos y nocturnos.
En ti hay un cielo con tacto
que circunda mis manos,
que suaviza los bordes blancos
de mis más tristes cicatrices.
Son tus palabras entretejidas a medias
la medida de aquel despertar atemporal
del placer sin precio que busca mi boca.
II
Son cuartillas las voces de tu voz
que se calman de golpe y sin luces,
que suspiran algo más oscuro
pero más delicado a mis oídos.
Dos mares somos naufragando camas
cuando tomas de mí lo que quieres,
cuando libras la batalla de mujer libre
en mis huellas dactilares ya vencidas.
Qué bello condenar a los relojes por romperse
desde las manecillas hasta la compañía desnuda
y sabernos un par de labios enterrados en más carne.