La diferencia entonces, ahora, es invisible,
entre amarte fácil o simplemente no hacerlo,
porque la respuesta será la misma,
entre tu sombra y mi pecho
el dolor asoma con igual rapidez,
con igual llanto.
Entre amarte fácil o sólo amarte,
me parece un capricho,
un ruego sin ecos de misericordia,
que se arrastra escribiendo tu nombre
por toda mi piel...
Que si no fuera difícil que un dios te trajera,
que si no fuera tan diferente hoy de mañana,
que si no fueras tan ciega para no verme,
o, que si no me sintiera tuyo todavía,
aún serías infeliz de tenerme... me cuentan.
Pues toda mi fe,
está corrompida de promesas blancas,
leves al tiempo y suaves a la distancia,
porque no hay peor vacío
que el de esta boca sin palabra
rendida por amarme...
muerta de sed aún tu mirada.
Y es todo mentira,
siendo cuerpo tu ausencia,
siendo yo tu desvelo
en la luna de tus recuerdos,
si aún siguiera siendo el mejor de tus miedos.
Desventura y ceniza
del montón de compartidos momentos,
somos hielo sin agua,
un manantial de espejos sordos de caricias.
Así portas un arma,
entre esos tus dedos,
cada flor de cálidos deseos
que no se revuelven entre mis cabellos...
ya prefieren mi olvido,
me prefieren más lejos,
con menos voz y abrazos más sinceros.
Prefieres darme pretextos,
de esos sin nombre,
mayúsculas al principio;
indiscretos tus gritos
que me piden regreso en sollozos...
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