Tú no sabes cuánto he hecho
por llevarme a la boca
todas aquellas sobras de amorío,
soterradas hoy por el tiempo.
Pero aunque te encuentre reemplazo
nadie supliría del todo
tus paredes lujuriosas
o tus corazonadas rebuscadas.
En los vacíos hondos
donde me has ahogado de olvido,
sé que existe por quién cambiarte,
pero tampoco quiero encontrarle.
He reemplazado los manteles blancos,
las paredes altas y los mares silenciosos,
te he cambiado tantas veces
que reemplazarte me reemplaza a mí.
No hallo quien haga lo que tú hacías,
sencilla y tristemente
porque con rotunda negación
mantengo mal reemplazada tu imagen.
Te hago de vileza o santidad,
pero ni logro desaparecerte ni merecerte,
y te sigo haciendo arte
aún cuando ni recuerdo tu rostro.
Pero reemplazo te intento seguir buscando:
ya me propuse alguien mejor que tú
aunque solo he obtenido a cambio
hacerte con mi pluma un nuevo retrato.
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