viernes, 24 de septiembre de 2021

Curas inmediatas que fueron recetadas por amigos (no por médicos)

I

"Vamos por un helado",
me decía,
yo me viciaba entre azúcares blandas,
pero lloraba con necedad.

"Llevame a un motel y se te olvida",
sugería con apasionado eufemismo,
yo me venía,
pero nada hablaba después.

"Solo un par de litros o una oferta",
así de fácil me convencían,
yo me emborrachaba,
pero estaba siempre irreconocible de mí.

II

Confieso que a la memoria nada la supera,
todos tragamos la sal de recuerdos malhabidos,
malqueridos y malditos por inoportunos.

No es posible siempre superar la realidad
con el silencio, los amigos y las recetas,
al son de música triste,
con sexo casual, caminatas largas y ficción,
ni con helado, polvos, tachas y guaros
la vida se traga sin masticar amargo...

Dejé de creer en los recursos bíblicos
y, hasta escucharme gritar, la soledad me dejó,
pero estoy dispuesto a otras curas probar,
hora tras hora, sabiendo que de nada servirán.

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