Quizá sea la ternura con la que me ves
o el desprecio con el que me evitas,
a lo mejor sea el margen de tu corazón
el que limita mi plena conquista,
o es que prefieres vivir sin amor
del que te entrega su completa ilusión,
pero, sin embargo podría algo cambiar
el tacto intangible que te reservas para mí,
sería un cóctel de indiferencia adormecida
ascendiendo por mi alma furiosa,
la que te ofrezca el goce perfecto
de ser la mujer de mi predilecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario