Almidón de boca y piel
baña los gajos corporales
de tu azucarada frescura.
Cuando te descubrí alta
quise bajarte de ese tallo
y recortarte la vida natural.
Vi tus coloridas formas
y tus aromáticas curvas
entre mis dedos y mis dientes.
Me robé tu entero cuerpo
para satisfacer mi hambre
de antojada necesidad frutal.
Y me fui, dejando caer al suelo
el centro de tu alma ya desnuda
con tus semillas descubiertas.
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