Dulce fuego occidental con bordes
deja que te apague las llamas,
que te abracen mis cadenas,
que te descubra las alas rotas
con mi frío tacto piel con piel.
Cuando la seda de tus labios
me acepte en el mar de tu cama
ojalá me envuelva sobre tu contorno
y bajo tus adictivas mareas.
Yo no escapo, no sé hacerlo,
yo te veo y me deleito,
soy un circo aficionado de asombros
que se bebe tu encanto
con tu grito y tus pasos.
Son viles tus caprichos y vaivenes
aprietan mi sueño y me confunden,
son más viles tus miradas
que al arco melódico de tu voz
hacen eco mediocre de mi participación.
Hay mejores oros y platas
en tierras menos conquistadas que las mías,
pero te conduces sin freno
siempre a estas cansadas arenas
y con ausentes respuestas erradas.
Eres ángel entre sábanas,
acaso también el diablo
que temprano lejos de mí se arrastra...
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