lunes, 5 de noviembre de 2018

Las Todas, Los Todos Y Les Todes

Perdón a "todes" si no puedo expresar toda esta narración en “lenguaje inclusive” como los personajes acá mencionados.

Sucedió un año después de la operación de Rogelio. Y sucedió cuando debía suceder, ni más ni menos…

***

Un día de rutina, como todos para Angélica, una citadina que defiende la diversidad de los 84 géneros/sexos y sexos/géneros. Se alistó su ropita de mujer oprimida, o sea, sacó los senos al aire, caminó unas cuadras hasta divisar a la muchachada frente al Palacio Legislativo y orgullosa mostró junto a sus senos desnudos, las consignas en cartulina y tempera que le daban el poder de un hombre, según ella.

Angélica iba enfureciendo a medida que gritaba y lo hacía para llamar la atención de las que dirigían la marcha, en especial de Raula; esas mujeres o seres vivos que se sienten feminizados y oprimidos desde hace milenios son los aptos para enfurecerse ante cámaras y fotos de portada de la prensa sensacionalista. Rostros de gente, casi mujer y casi otra cosa, que aprobaba la inclusión de 'El Principito' femenista; 'El hidalgo don Quijote de la Mancha' de lenguaje inclusive; y 'La Biblia' para nuevas masculinidades; cero machismos y en algunos casos cero hombres actantes o pensantes, esos libros simbólicos que tomaron fuerza al llegar el 2020. 

Todas aquellas féminas pensaban que no había nadie que mejor ejemplificara su ideología que la gran Raula. Resulta que nadie sabía tampoco si Raula era su verdadero nombre o una referencia al sexismo que se expresaba imperante en aquellas alocadas revueltas. Es el año 2045 y cualquiera puede llamarse como mejor le plazca. La mayoría tenía historias sobre el origen de Raula; la teoría conspiranoica más aceptable era la que decía que Raula en realidad se llamaba Paula y con el movimiento del feminismo de la sexta ola, se quitó las ideas machistas y aberrantes de forma física y, posterior como significativamente, con su nombre.

La opresión del heterosexualismo patriarcal ha sido vencido para estas fechas, todo gracias a este tipo de manifestaciones, se decían unas a otras. La fuerza mediática que gira en torno a estos grupos ve con buenos ojos y con normalidad que todas quieran sentirse parte de la revolución de género que inició a principios del siglo XXI.

Es terrible ver gente heterosexual en las calles, se sataniza y se margina este tipo de prácticas amatorias en público. Está prohibido manifestarse en contra de la ideología predominante, por eso Angélica vive convencida de que Raula es el amor de su vida, es toda una líder en esta época.

Cada que Raula se expresa al frente de una manifestación para solicitar más y nuevos derechos a la cúpula legislativa lo hace con magnífica claridad en su “lenguaje inclusive”. Angélica es demasiado femenina en contraste con Raula y piensa que eso también la invisibiliza mucho entre los senos que se acerca a las revueltas.

A veces para Angélica sería más fácil todo si tuviera más gordura y menos senos, quisiera achatarse las nalgas y reniega de su natural tono de voz rebosante de feminidad, son gestos que no se puede arrancar como el cabello o las uñas largas aunque nunca se ha depilado un solo bello en las piernas o axilas.

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Ha pasado algo extraño en la última manifestación, hace unas horas, de hecho. Raula se ha quedado liderando una revuelta que ha sugerido la reacción del Estado como verdaderos opresores (como hace unos treinta años), y ahora sus compañeras cercanas se han dispersado en medio de una lluvia de gas lacrimógeno. Ha sido la oportunidad de Angélica de salvarle de entre la turba y así lo ha hecho.

Al llegar a la casa de Angélica, Raula se ha desmayado por el esfuerzo de la huida. Angélica aprovechando la idea de tenerla para ella, en la idealización de su imaginario amoroso, se ha quitado la totalidad de su ropa con el pretexto que está ya sudada y va al botiquín en auxilio a las contusiones de la peludita Raula.

Vaya tono de voz el de Raula, tan estéticamente ronco y masculinizado, nunca lo había oído tan cerca, parece enteramente una mujer descuidada de las depilaciones, tan mujer y tan ejemplo de feminismo. Angélica aspira el sudor de Raula y une sus mejillas al contorno de los de Raula.

Raula tiene el pelo descuidado, ni muy largo ni muy corto. Es hermosa, el estereotipo de lesbiana que Angélica desea.

Y de pronto al desnudarla, Raula… tiene pene, es un hombre. ¡Angélica no lo puede creer!

-¿Será que Raula se operó la vagina?... -se decía Angélica para sí.

Al volver Rogelio en sí, horas después, se halla en un cuartito descuidado y frente a una desconocida que le ha salvado de la turba. Angélica se llama, según descubre tras las presentaciones. Angélica parece una buena chica, pero tiene una cara de decepción y desagrado, no se explica la razón hasta que se ve desnudo al borde de una cama desordenada.

-¿Quién eres en realidad? ¿Estás 'operade'?... -el silencio se instaló incómodo.

-Yo... soy Rogelio -mencionó con dificultad, tras sentirse aún estúpido por la fatiga de la huida. Angélica terminó muda de estupefacción y sus ojos como platos de cerámica se clavaron en ese momento sobre sus manos sucias de haber tocado a un hombre de verdad.

Tras los segundos de incomodidad, Rogelio le cuenta a Angélica sobre su verdadera identidad y todo cobra sentido. Las mujeres que dirigen estos movimientos son mejor financiadas que los mismos diputados y Rogelio obtuvo su nueva identidad de Raula tras una supuesta operación equívoca, de castración por supuesto.

Rogelio era un guatemalteco cualquiera en la sala de recuperación de un centro de salud público, a él debían tratarle un quiste en la columna y a su lado tenían a un líder llamado a cambiar de género como era normal para 'todes' por aquellos días, las personas le confundieron por el número de habitación y de repente se vio rodeado de la devoción de mujeres empoderadas como Angélica. Empezó a corromperse y a lucrar asegurando que él era la “ella” que ellas querían y cambiando los expedientes médicos tras las primeras entrevistas con algo de dinero y amistades se hizo de su nuevo género/sexo.

***

Fue decepcionante para nuestros dos protagonistas, pero ahora mismo, en pleno 2052, en la Guatemala que todos amamos, se han visto cambios radicales a raíz de las numerosas muertes de varones que se han infiltrado en las cúpulas de mujeres feministas empoderadas, el sesgo anatómico es muy delgado.

Algunas de ellas creen que son hombres y algunos de ellos creen que son mujeres, los heterosexuales salen a protestar con mayor frecuencia y quieren igualdad de derechos sin discriminaciones de ningún tipo como hace cuarenta años. Nuestra Guatemala no estuvo nunca lista para degenerarse así de rápido como lo hizo “nuestre idiome".

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