Preludio de ensueño con tez de perla
cantas vida y cantas presurosas lluvias
con sabor a almendra entre labios despedidos.
Me robaste los viernes desde que eres tú
aquel café en la antesala de mi final de semana.
Alma irremediable de espera,
mi camino danza terso del engaño al tiempo
cuando coincidimos en matinal cotidianidad.
Ya sabes hacer de mis intentos de amor
la emboscada de tus besos finales.
Ahora a cada intento de viernes
le acompaña tu austera ausencia para dos
en la misma mesita
con música de melancólico retorno a vos.
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