Islas pocas, vanas todas,
quedan náufragas, delirantes
y asfixiadas entre rocas
mis palabras, ya en mitades.
Se hizo el mar pronto de remos
que surcan breves tus labios,
ya algo turbios, ya algo quietos
al notar que los recorro amplios.
Augurio de sal en agua
desbordando mis velas
será amor o no será nada
cuando apetezco tu voz de sirena.
Marinos paisajes repetidos
se hayan hundidos y todos azules
me proponen tu suspiro,
al ver que por ti, mi ser sufre.
Advierto entonces el estrecho
que ahoga mi suerte,
me flanquea tu miedo y enredo
pues me niego a no tenerte.
Ruge la tormenta ahora airosa
que embiste mi intento de conquista,
mi mano ni tu arena toca
y aún así me siento de ti, la otra mitad.
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