Corruptos vagajes hicieron mella
en la breve pero amena puesta de sol,
unos ojos fueron puestos al fuego
y otros fueron directo a las huellas,
quienes decidieron fugarse de dos en dos
estuvieron mejor en presencia de Eros.
Velas tenues acabaron la tertulia,
a la orilla del ocaso nadie es santo
y bien lo saben las manos sobre cuerpos,
primero fueron noches y luego días,
igualmente las heridas se pagan caro
como si la mentira no causara enredo.
Versan pronto y amorosos,
los amantes entre sigilos y encaje,
porque encierran un mejor bien
sueños incompletos pero hermosos,
que las dulces eróticas necesidades
de unos besos despojados en espera.
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