Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

miércoles, 9 de julio de 2014

La Chica De Tus Planes

Ella apenas respirar me dejaba
con su maldito andar lleno de adorno
dotado de su incitador soborno
endulzado de tan suaves costumbres.

Su apego alcanzó ver si me alejaba 
de mi tiempo y mis ojos todo aquello
que consideré en otros días bello
por complacerle en sus incertidumbres.

Yo le rogué las mismas libertades
que ella se impuso como prioridades
y respondió con sílabas gastadas:

Amor, no soy la chica de tus planes
deja de actuar como si hubiera algo real
¿olvidas que sin compromisos es lo ideal?

viernes, 4 de julio de 2014

¿Qué Nos Falta?

La insurgente palabrería aborda este navío
del que te hice capitán sin dejar de dirigirlo yo,
¿Y cuántas veces te dejé sin habla
sobre las mismas tablas que hoy pisabas?

Esa infeliz noche que acomoda las distancias
se asemeja a las sábanas heladas sin ti,
¿Cómo devolverte a este retazo de mí
si nunca dejé una brújula para que me encontraras?

Cuando la luz de la madrugada asume ser blanda
e inundarte perfectamente el sueño
¿Serías capaz de perturbar tu alma conmigo
sabiendo que no tienes necesidad de amor ni dueño?

Tan independiente y fuerte eres todavía
sin cicatrices de caricias en tu piel aún
¿De dónde tomo yo el mapa de tus celos
si ni siquiera cargar puedo con los míos?

Prominente cada curva de tus labios
justo al ras de mi violento movimiento
¿Confesarás que lo que acabas de hacer
antes no lo aprendiste a contener?

Entonces al horizonte de esta alba
toda la mar de susurros aflorados preguntará
¿Qué nos falta para bajar a tierra firme,
será suficiente con ahogarnos de nuevo
o debo dejarte dormida mientras trato de irme?

Tras El Primer Trago

La conocí tan de a poco y sola:
primero le di espacio a mi mano,
de pronto peso a un cristal vano,
al final líquidos al son de la rocola.

Tras el primer trago ahí estuvo:
primero de pie presentándose a mí,
de pronto yo contándole todo de ti,
al final no le importó si una plática hubo.

Al principio disfruté lo que había:
un tanto de lujuriosa indiscreción
alejó nuestra última discusión.

Al terminar mi vergüenza no cabía:
la sobra de mi estupidez obvia
gritaba infidelidad a mi novia.