Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

sábado, 30 de abril de 2022

Enumeración de contrastes para no seguir juntos porque ya tenemos otros amores

Sobrevaloramos los vuelos
poniendo en duda la visa y el pasaporte,
porque el placer y el egoísmo
nos convencían a medias de continuar
sin poner mutuo acuerdo previo;
yo tan búho y vos tan colibrí.

A las citas de la mañana
les esperaba siempre una alarma
que a vos te revivía y a mí me sangraba,
a falta de congeniar horarios
nos alcanza la indiferencia;
yo a la cafetera y vos a la discoteca.

De los buques de promesas
solo quedan cascos náufragos,
no veo permiso ni perdón
en los ojos de nuestro cariño acostumbrado,
solo llanto sin recompensa;
yo buscando crisantemo y vos recibiendo tulipán.

Las segundas partes no suelen servir
más que para herir más profundo,
a las pampas y los valles disonantes
que se ven en nuestras fotografías
solo les faltó un empujón para quedar tristes;
yo yendo al altiplano y vos quedándote en la playa.

Si me preguntaras ahora
sobre las rutinas amorosas y los mensajes
que nos dimos con temerosa dosis,
diría que les faltó sinceridad
como si fueran tatuajes que les faltara tinta;
yo volviendo de Cartagena y vos huyendo a Santo Domingo.

Y a la reiterada enumeración de contrastes
para no seguir juntos
porque ya tenemos otros amores,
la alcanzó este final detrás del telón:
yo encontrando milagrosa puerta y vos defenestrando todas tus ganas.

Compilado de instrucciones para sobrevivir a las lluvias de verano

En un (des)orden:

Agitar el vaso,
romper la bolsa,
jugar al ajedrez solo,
perdonar al jefe,
retorcer la ropa blanca,
barrer bajo la alfombra,
mandar a la mierda el decorado,
volver a poner el decorado,
empujar la basura hasta abajo,
                               más abajo,
                                   bien abajo,
joder las tuberías,
jugar al plomero,
lavar la sartén,
restregarse la vida,
quitarse el sinsentido de la pereza,
ver la nueva serie,
bailar sin música,
bailar con algo de música,
                              luego solo la música,
llorar con fuerza cuando más cae el agua,
cegar la tristeza,
ahogar el calor en bebidas sin alcohol,
                              después solo el alcohol,
sincerarse frente a la consola,
sincerarse frente al procesador,
cortinas para la ventana con agujeros,
quitarse los zapatos,
andar sin camisa,
poner a secar la ropa,
buscar la hora para la cocina,
toparse con polvo,
olvidar el llanto,
                las amistades,
                               el paraíso de estar lejos
                                                             de todo y todos.

domingo, 3 de abril de 2022

Sobre la (des)huida de un padre

En otro tiempo hubiera utilizado la alegoría de los leones. La verdad es que importa poco la idea ahora que ha cuajado mejor en mi cabeza. Resuena casi ridículo tener que explayarme en acotaciones mediocres del drama innecesario que estoy por iniciar.

La fragilidad de la masculinidad parece cohibirme siempre que saco el tema entre mis círculos de confianza, o quizás es algo más relacionado al complejo de Edipo... como sea, no creo ser yo el mejor terapeuta para mis pensamientos lastimeros e indescifrables.

La situación es la siguiente: mi padre se ha marchado. El hombre con el que comparto un nombre y un apellido, una distancia temporal de 25 años y gran parte de mi genética, se fue.

He sopesado si acaso lo alejó mi 'yo adolescente', (no el adulto en el que me he convertido, como si de una expiación de culpa se tratase). Durante aquellos años, mi indiferencia creó un muro casi impenetrable de comunicación fallida entre él y yo. Los problemas de temperamento y conducta fueron un perfecto abono. Pero hablando de perfección, no está de más pensar en mi necesidad de aprobación que me fuera implantada durante mi infancia. Algo de culpa tuve yo y tuvo él... y mi madre de pronto también...

En realidad, no debería engañarme a mí mismo. Es el estúpido sistema el causante de su huida. Este país sin oportunidades fue lo que lo despachó al extranjero en búsqueda de superación económica, laboral y social. Porque para ser adultos funcionales requerimos suplir nuestras necesidades básicas a punta de dinero en los bolsillos (esto lo escribo con cierto alivio de haber hallado un culpable externo a mi mala relación padre-hijo).

No obstante, sigue persiguiéndome "la mosca" de los leones. Pero, ¿no son los leones machos los encargados de marcar su territorio a base de fuerza y rugido? Yo jamás recuerdo haberme comportado así con mi padre, ni durante mi etapa de cachorro, ni durante mi juventud. Ahora adulto... me faltó valor para enfrentarlo, no iba a ser yo un infeliz malagradecido... creo...

A lo mejor tanto el sistema como alguno de mis 'yo' llevamos la misma carga de responsabilidad respecto a su escape. No me queda claro, ni deseo profanar más esta sucia tumba llamada 'consciencia'.

¡Y claro que le tengo estima! (Porque decir "amor" aún resuena duro para mi léxico y mi heterosexualidad humillada y humillante). Por más que le tenga un feo rencor por ponerme un nombre como el suyo... a poco el apellido sí está bonito. Supongo que solo el apellido no basta al ser progenitor... los leones sí matan cachorros, mas no a los suyos según tengo entendido... (¡ah, otra vez los félidos!).

Conciliar las memorias felices y seleccionarlas para recrearlas en mi cabeza también ha sido un trauma indeleble y bochornoso. Quiero a ese viejo, siempre lo he querido incluso cuando he dicho que lo odiaba. Lo que ahora veo más claro es que, cual espejo de la genética, tengo demasiado de él en mi forma de andar, mi manera de tomar decisiones, la ruidosa risa y quién sabe cuántas mañas más... es que no solo es el nombre ni el apellido.

Además, jamás supe dejarle claro que su cachorro creció, no tuve ocasión de hacerle saber que ya sabía rugir así de parecido a él. Y espero que no sea demasiado tarde como para volvernos a encontrar... sin la mediocre/certera excusa del sistema de por medio, entre nos y con el tiempo arrinconado de recuerdos recortados a conveniencia.

Espejo para pájaros

Los asimétricos golpecitos contra la ventana de nuevo. Quizá me causó una triste desilusión verlo atrapado en su imaginario, porque me dio tiempo de sentirme imitado en él... después de todo, ¿qué tan frecuente es hallar por dos días seguidos al mismo pájaro luchar contra el mismo vidrio?

Lo admiré por unos diez minutos esta segunda vez. Creo que es una especie de mantra por la hora del día que es. Ayer fue lo mismo. Picotea endiablado, poseído por el instinto visual que le provoca ver un similar espécimen al otro lado.

Deberían ser ilegales estos jodidos espejos para aves. ¿Quién va a querer ver tal antinaturalidad? ¿Aves golpearse contra cristales reiteradas ocasiones hasta el cansancio? ¿Hasta el hartazgo? ¿Hasta cuándo?

Como infernal prosopopeya me he convencido de que así nos vemos quienes tomamos el camino del capricho. Nuestra humana terquedad nos vuelve vulnerables al privarnos de raciocinio, casi diría que es una ceguera selectiva. Así de enfermos estamos fuera de nuestra conciencia, y la verdad es que no estoy seguro de saber en qué momento decidimos detenernos. ¡No somos especiales ni diferentes de ese jodido pajarito!

Y quién sabe para qué seres al otro lado de la ventana de nuestra miope existencia somos molestos... o el hazmerreír de un final de semana.