Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

lunes, 25 de agosto de 2014

Eres Capricho

Roseta superpuesta al incendio estrellado
que refleja la noche de otro coma sin sol,
mi receta traslapada de suaves intentos
y mal poblada en la cama de locos venenos,
una calma devaluada que con hilos del futuro
se disuelve al agua de agolpadas palabras,
esa dicha indispuesta y tergiversada
de una realidad a media verdad,
mas tú, la bella flor con pétalos de dulce licor
envuelta en capricho porque lo prefieres así.

Y tú, capricho ausente que se arropa
en la fragua de mis anímicas memorias,
esta tregua de añicos devueltos al sueño
sin resistencia alguna al viento impostor,
iluminada sombra de veces asomadas
donde cabe todo y te queda mejor la nada,
revólver que invierte su plomo en placer
de fiesta y verbena para mi fiebre,
pues yo, sí, yo, soy un capricho
reptando tu puerta como desvalido.

Entonces yo, capricho de tus lujurias
que por estéticas calientan mis letras,
al cambio de estación tuve la sensibilidad
que necesitamos al cabo entre los dos,
inquieto de bravía danza nostálgica
perseveré en lo que existió entre caricias,
porque en absoluto me enamoré
aún cuando cogiste mano ajena,
que, malagradeciendo, el desencanto te abordó
para entonces en más besos jamás entonados.

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