Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

martes, 24 de julio de 2018

TULIPANES DE PLÁSTICO

Tulipanes de plástico es el segundo poemario de mi autoría, y este libro aparece de la mano de la Editorial POE (o Pequeña Ostuncalco Editores). Este nuevo material recopila poesía inédita (y no tan inédita) del 2011 hasta el 2018, entre ellos poemas que ya han visto la luz gracias a Revista Jícara durante el año 2017. Su construcción demuestra mi renovado estilo poético y está segmentado en dos partes, como pasó con el primer libro: 20 poemas colocados casi cronológicamente y 3 textos agregados al final titulados como Flores exóticas (siempre al fiel estilo de mis bonustracks). El prólogo estuvo a cargo de la talentosa escritora Bony Hernández, además de amiga, colega de letras y editora, es la subdirectora de la Editorial POE y confió en mi trabajo para esta publicación.

El poemario estará a la venta en la librería Casa del libro con don Cristóbal Pacheco, ubicada en el interior de La casa de Cervantes (5ta. calle 5-18 zona 1). La distribución de otro tipo puede ser consultada en la página de Facebook de la Editorial POE o pueden consultarme a mi persona vía redes o correo electrónico para crear un contacto efectivo.

martes, 10 de julio de 2018

Ensayo Sobre Dar Y Recibir Amor

Para ser un buen amante es necesario saber si lo nuestro es dar o recibir amor. Lamentablemente no se puede dar y recibir por igual, de ser así, no se puede hallar una pareja estable; la razón a continuación.

El sexo es cosa aparte, pero el amor es una orientación afectiva que va más allá de los conceptos de fidelidad o monogamia. Si hubiera una atmósfera enferma de feromonas en el aire, identificaríamos al sexo opuesto (o el mismo, supongo, para el caso de los homosexuales) con más inquietud de coito que desórdenes emocionales, como si de perros en brama se tratase. Expuesto lo anterior, ¿cómo imaginar la civilización en medio del caos reproductivo que supondría una lluvia de feromonas?, y, ¿qué relaciones afectivas podrían crearse en medio de la catarsis de insensatez en que desembocarían estos cuerpos? A decir verdad el único instinto que se superpondría sobre cualquier lazo sentimental sería el de la reproducción a toda costa y por ello no habrían interés más apremiante que el coito por sobre la valoración de placeres externos o idealizantes.

Descartando la idea obscena que se desplegaría ante tal experimento hormonal, se entiende también que el sentido de pertenencia que se crea es principalmente un lazo de exclusividad, que deja en claro que manifestaciones como los celos son un gesto vago, inocuo y que la poligamia es algo instintivo por enfoques de conservación de la especie, satisfacer este principio por sobre la valoración afectiva está en nuestro ADN como pulsión primigenia.

Entonces, ¿y el amor?, ¿es solo un valor con carga moral?, ¿acaso el amor nos salvaría de nuestra propia extinción? La verdad es un poco más cruda de lo que ya se nos ha presentado bajo el lema de la felicidad en aras de la pareja y la fidelidad que ello trae implícito. El amor es un valor social que también tiene sus manifestaciones peculiares según la región geográfica y los vínculos culturales de sus habitantes.

En Occidente es común desacreditar y definir vagamente al amor bajo la institución del matrimonio. Aunque muchos mencionan que el matrimonio es el cimiento del núcleo social, es decir, la familia, esto no precisa un margen de éxito para ningún individuo que interviene en él (padre, madre e hijos, por defecto). Los tribunales están llenos de casos familiares donde la ventaja jurídica está sugerida en su mayoría para la figura femenina. ¿Y qué decir del matrimonio homosexual? Este caso todavía más particular tiene incluso un fuerte rechazo por parte de las doctrinas religiosas que rigen las creencias culturales y los valores de cada sociedad; por eso mismo su constitución y legislación se hace entre espacios en blanco y sin respaldo pleno.

Tomando el sartén por el mango, queda inferir que si el valor social instituido del amor implica fidelidad (monogamia) y la felicidad al lado de una pareja que comparte objetivos, metas y ambiciones ("sueños" de una manera más romántica), esto propone dos posturas inmediatas: quién lo recibe y quién lo da.


*

Dar amor debiera ponerle una postura similar a la de mártir a quien lo entrega, la razón es sencilla, en muchos sentidos va en contra de la lógica de instintos de reproducción, pero alcanza un interés participativo que busca la unidad en la comunión con el prójimo.

Los pilares que sostienen el valor del amor son tan abstractos como él mismo: confianza, comunicación y compromiso. Un desencanto propio en las relaciones afectivas es la sensibilidad ante la traición o la ficción imaginativa que se transmite en los celos, la distancia ha demostrado en algunos casos no ser un factor prescindible pero la separación prolongada fomenta el desencanto propio ya mencionado, y por lo tanto, las relaciones que normalmente muestran síntomas de estar enfermas son estas que se corroen por fuerza interna de al menos uno de los dos (al entrar en la monotonía de la rutina, cambiar de opinión respecto a los objetivos y metas que constituyen la armonía de la relación, hallar a la pareja en el lecho de descanso con otra persona -de distinto o igual sexo-, descubrir el "sincerismo" o las motivaciones reales detrás de las acciones del cónyugue, intereses económicos, terceros sinuosos o fantasiosos opinando, raras filias sexuales, tragedias externas a la consciencia como enfermedades o accidentes, etc.).

Dar amor es la muestra de desanimalización más estética que hay, claro que el amor de madre es instintivo pero no es esa caracterización maternal el tema de este ensayo. El amor de simetría o el amor por el prójimo, recurre a elementos psicológicos de nuestra formación; desde pequeñas personitas que fuimos se nos infundieron ideas "políticamente correctas" de cómo transmitir nuestra empatía, esto posteriormente refuerza y funda las bases de valores como la solidaridad, el altruismo, el cariño, la amistad, y sí, el amor también. Pero al mismo tiempo se va vislumbrando una maquinación personal de la realidad y nuestra interracción con estas vivencias forma otros valores como la honestidad, la sinceridad, la honradez, la prudencia y que se desdoblan de manera menos natural o auténtica porque tienen cargas morales y culturales que se adecuan a nuestra sociedad contemporánea.

Como esos valores son más artificiales sea por leyes o por sencilla moral, ética, o lo que sea, son más difíciles de comprender, y si los contrastamos con situaciones como una amistad o una relación laboral hallaremos un éxito armonioso en eclipsar actitudes personales con actitudes sociales; lamentablemente no todos somos aptos para coordinar nuestras emociones, valores, creencias y motivaciones de igual manera, de lo contrario nuestra sociedad sería utópica: homogenizados todos, existiríamos aburridos de nosotros mismos quizá o eternamente felices, sin claroscuros ni escalas de grises de por medio.

Las relaciones amorosas suceden igual que con las amistades o los compañerismos de estudios o las relaciones de poder en lo laboral, todo es una lucha de sentimientos, causas, decisiones y consecuencias en un ciclo constante, todo enfrentándose mano a mano con nuestros valores formadores. Entonces si alguien puede llamarse a sí mismo "emisor" de amor debe ser alguien con la satisfacción plena en ofrecer todo al otro antes que a sí mismo y su pareja ideal debiera ser un "receptor" amatorio óptimo y no otro "emisor" desmesurado.

Hemos construido arquetipos de éxito de todo tipo bajo el lema de la meritocracia, así como fundaron nuestros antepasados la idea de la democracia, la inteligencia emocional, la institución del patriarcado en la sociedad occidental, y por lo tanto el amor se ha respaldado bajo la "reciprocidad" o la "doble vía". Cuando uno de los dos da amor el otro debe devolverlo con igual o mayor prioridad, impacto, espontaneidad, etc., se les ha olvidado a todos que los hombres y mujeres no somos ganado y no respondemos a estándares de calidad como embutidos. Las estructuras complejas de inteligencia empresarial y personal que se imparten en salones de psicología industrial, administración de empresas y talleres de recursos humanos, catalogan y clasifican con sus etiquetas al simio complejo que todos llevamos dentro, pero en realidad somos un ente de recopilación de experiencias y eso, efectivamente, es lo que podemos ofrecer a los demás: experiencias.

Cada vez que hemos tenido un acercamiento amoroso, o se toma la iniciativa de la relación o no. Por más que la relación pueda parecer de "doble vía" en una pareja debe haber ignición y combustión, de algún lado debe salir eso y hacia algún lugar debe ir. Entonces si un buen "emisor" de amor se topa con otro "emisor", se abre una competencia que será por ver quién sabe dar más y mejor amor. Mejor pensar en hallar un buen "receptor" que permita valorar ese poco o mucho amor de buena o mala calidad, pero con interés sincero y permanente en seguir recibiendo lo que a usted pueda sobrarle.


*

Recibir amor no es tan fácil como parece oírse, leerse o entenderse por simple contexto, máximo después de conocer que un buen "emisor" es un desinteresado en buscar primero el bienestar de su pareja, hasta pareciera la parte fácil de una relación solo tener que tomar esa ventaja para ser feliz gracias a otro. Y no es así.

¿Quién es un buen "receptor" de amor? Simplemente es la persona que atesora y valora lo que otro hace por verle feliz. Esto no implica que alguien que sepa recibir amor no sepa reproducir la conducta de su "emisor" y devolver un poco de eso; quién sepa recibir amor emula las características de quién lo obtiene pero no compite por dar más sino que convierte las ideas románticas de entregar algo de vuelta por hacer brillar lo que ha recibido, es decir, engrandece lo que obtuvo ya, sea mucho o poco.

No se trata de pensar que un buen "receptor" de amor es un tipo de esponja que absorbe hasta el hartazgo cuanto le sea posible para inflar el ego. En realidad es algo más parecido a una planta, la cual es capaz de percibir con todo su corporeidad el sol, el agua, y los nutrientes de la tierra para dar un determinado fruto o una bonita flor. Este ejemplo de la planta es propicio para este tipo de personas puesto que demasiado amor podría provocarles empacho, la razón es sencilla de ver con un vegetal: recibiendo demasiado sol o agua la planta muere tan fácil como si no recibieran ni uno ni lo otro.

Hay personas con la cualidad de filtrar lo que quieren tomar y lo que no, llámenlo inteligencia emocional o cómo prefieran; estas personas priorizan de qué se quieren llenar en la vida y el amor es un ejemplo adecuado pues ya hemos dilucidado que son varias las maneras en que los valores individuales se presentan al estar inmersos en determinada sociedad o época. Para las personas que les resultase fácil ser "receptores" debieran tener actitudes y aptitudes como: conocerse bien a sí mismos, tener claras sus metas y objetivos en la vida, conectar sus emociones con sus acciones de manera asertiva, tener facilidad de diálogo, y por lo general, no debieran temer a tomar riesgos.

Se lee fácil, pero la realidad es que requiere de una gran madurez mental y racional obtener las cualidades de un buen "receptor" porque normalmente los sentimentalismos no puedes disolverse de cada decisión u opinión que se emite al integrarse a un plano social o desempeñar un rol en la relación.

Además, ¿quién es el beneficiado del fruto que produce este "receptor-planta"? Pues ambos, él mismo y su "emisor". La razón es sencilla la pareja debe presentarse clara y genuina, por tanto, un resultado adecuado de este "receptor" es el ofrecimiento de algo grande o pequeño a su benefactor a cambio, pero algo pensado con autenticidad sin sentir obligación o lástima, algo intuitivamente comprometido que une y es capaz de reproducirse una y otra vez como parte de ese ciclo afectivo. Siempre hay "malos receptores", incapaces de proveer o aportar algo positivo a la relación y esto es lo más común, hallarse poco comprometido con algo que se recibe como se reciben el resto de los estímulos del mundo tangible, si no hubiera fruto pues el "emisor" no tardará en dejar de beneficiar al "receptor" y la relación llegará inminentemente a su final en cuanto se acabe la paciencia del benefactor.

Estemos claros, cualquiera pueda recibir amor, pero no todos saben manejarlo. Todos somos vulnerables a un enamoramiento, las pasiones están presentes en cada arista de la vida porque todos tenemos esa facilidad empática por algo o alguien pero canalizar esas pasiones como estímulos para mejorar nuestro entorno no es algo aprehensible en una universidad o posgrado, eso corresponde más al crecimiento que tenemos como artistas de nuestro legado. Menciono al artista en este punto porque la intuición artística es precisamente un catalizador alegórico para algo que capte nuestra atención y nuestras motivaciones, la creatividad con la que abordamos nuestras rutinas quedan desnudas y difieren según percibamos el entorno y las personas con las que convivimos.

Si hemos de terminar definiendo al "receptor" como un "ser vegetal" o una "plantita", está de más recordar que una planta no puede ocupar el mismo espacio que otra, de ocurrir esto puede ocurrir que una se vuelva parásito de la otra, o bien, la convivencia cercana termine matando a la otra. Así pues dos buenos "receptores" de amor no debieran encajar en la misma relación porque se vuelve una competencia de crecimiento emocional por demostrar los logros alcanzados en conjunto y terminaría siendo igual o más tóxica que quienes compiten por darlo todo el uno por el otro (relaciones entre "emisor" y "emisor").


*

Debiera concluir mencionando que sí pueden coexistir relaciones que no correspondan a la idea de este ensayo, esto es un esquema teórico de percepciones personales, es un calco de mis experiencias a la realidad de la sociedad que me ha tocado sobrevivir.

Sin embargo, es mi necesidad transmitir estas ideas porque amar es mucho más complicado que dar y recibir, pero este ha sido un buen indicio para relaciones duraderas. Claramente esta explicación implica que deba mencionar que sí es posible dar tanto amor como el que se recibe, pero eso no generaría un éxito amoroso para las personas de mi contemporaneidad porque estamos acostumbrados a hacernos expertos en áreas exclusivas de nuestra vida, y el amor es algo donde todos queremos triunfar.

domingo, 22 de abril de 2018

Sin Título

Se alzan los brazos en entrega:
es que donde hay tanta experiencia
no siempre hay un corazón;
y cuando hay ambas, hay una mujer...

lunes, 12 de febrero de 2018

Hay Lugares...

Hay lugares
con más luz que donde hay dos soles juntos,
los hay.

Verdaderamente, hay lugares
donde corre el agua más clara
que donde se paga por tenerla.

Verás que sí hay lugares, así,
que cuando se cruzan contra el cielo
no están tan limpios como los campos abiertos.

Hay lugares
donde se oye más música
que donde un ticket es canjeado por las masas.

Hay lugares tan hundidos
en la boca del amor
que por ocultos no se dejan querer tan fácil.

Hay hombres y hay mujeres,
en lugares insospechados
esperando un milagroso acto fuera de su cotidiana vida:
visitas,
sueños,
besos,
viajes,
cuentos,
versos,
los hay, y no es secreto,
siempre los habrá.

Es que... hay lugares,
lugares como hogares,
como este,
como rostros,
periódicos,
nubes,
caricias,
pastos,
pero sobre todo ello,
arenas que con el más leve andar
saben recordar lo tibio y lo frío
para volverlo a olvidar...

Como vos y como yo... hay lugares así.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Sedante

Para Joselyn Isamar.

I

Como pequeño frasco
encierras del amor su esencia,
encierras hasta la hoguera
de unos besos veraniegos y nocturnos.

En ti hay un cielo con tacto
que circunda mis manos,
que suaviza los bordes blancos
de mis más tristes cicatrices.

Son tus palabras entretejidas a medias
la medida de aquel despertar atemporal
del placer sin precio que busca mi boca.

II

Son cuartillas las voces de tu voz
que se calman de golpe y sin luces,
que suspiran algo más oscuro
pero más delicado a mis oídos.

Dos mares somos naufragando camas
cuando tomas de mí lo que quieres,
cuando libras la batalla de mujer libre
en mis huellas dactilares ya vencidas.

Qué bello condenar a los relojes por romperse
desde las manecillas hasta la compañía desnuda
y sabernos un par de labios enterrados en más carne.

martes, 22 de agosto de 2017

Veintidós De Agosto

De adorno hiperbólico
bailan los almanaques,
al dormirse
el nudo de gentes de costumbre...

Al pronto fondo simultáneo
de sonoros coros de La Oreja de Van Gogh
sigue la siesta desde lejos
la cumpleañera.

Que son veinticinco dirán
al final de otro veintidós,
no hay realidad
que no se enrede par de veces más,
pensarán todos igual de atrás para adelante.

Para entonces,
tramas de lana arropan
la calmada sopa de estrellas,
pero menos encima
y más ahogado
existe un dibujante
aplaudiendo el cumplimiento
de otra órbita al sol
in/merecida...

¡Y que se parta el pastel
y que se parta un gajo de aire,
ya han llegado los besos al colmo
de amor carecer de este agosto en adelante!

Adiós planes de mañana,
adiós lujos para el alma,
adiós eternos ticinco:
hay mejores fotos
en peores felicitaciones,
que se congratulan solas
en licores verdes/azules...

Otras voces cruzarán los altares
de palabras menos dichas
en mentiras centinelas,
que caerán como verdades sin siquiera pronunciarse en contra
de tener más edad por sentirse carne sin caducidad,
carne hembra intocable,
carne perfumada, al fin
carne de veintiséis en adelante.

jueves, 17 de agosto de 2017

Un Poeta Pagando Renta

Exceso de tricolores en los celestes/grises.
Hay sabores de papel rasgado.

Verdes leyendas:
Cobrando la lluvia por exceso de agua,
cobrando el alquiler de los rayos de sol.

Termitas de metalizado concreto
construyendo extranjeras colmenas,
mudando bosques de hierbas por bosques de pavimento.

Suero de voces.
Suerte del aire editado por el esmog...

lunes, 17 de julio de 2017

POEMAS DE UN DISQUETE DE TRES PULGADAS Y MEDIA

Poemas de un disquete de 3½" es el primer poemario de mi autoría que llega a través de Testigo Ediciones, una editorial dirigida por mi persona también. Este texto es la recopilación de mi obra poética desde hace más de 10 años. Su construcción demuestra mi evolución como poeta y está segmentado en dos partes: 35 poemas colocados cronológicamente y 6 textos agregados al final como bonustracks, estos últimos contrastan con la misma intensidad por su forma y contenido para enfatizar las ideas de amor y retórica que ahondan en él.

El poemario estará a la venta en la librería Casa del libro con don Cristóbal Pacheco, ubicada en el interior de La casa de Cervantes (5ta. calle 5-18 zona 1) y en la Librería Luis Cardoza y Aragón del Fondo de Cultura Económica en Guatemala (6ta. avenida zona 9), ambas librerías ubicadas en la Ciudad de Guatemala. También se encontrará en la librería Silabario Xela en la Ciudad de Quetzaltenago. La venta electrónica del mismo se estará dando a conocer a través del correo testigo.ediciones@gmail.com






Agradecimiento especial a TESTIGO EDICIONES (http://testigoedicionesgt.blogspot.com)

lunes, 15 de mayo de 2017

Un café con dos de desempleo

Sigo preso de las libertades del desempleo. Cada día que bebo un sorbo de café con el periódico enfático de clasificados, sé que me enveneno de pobreza lentamente. Soy un esclavo buscando amo para asegurarme la vida infeliz, pero un poco más normal.

Salgo con la reducida cuota mordisqueada de mi último pasivo laboral, como un lobo hambriento, pero carente de dientes, garras y manada. La dieta que me impuse supone el recio aplauso de mi conciencia, nomás porque he sabido ahorrarme a diario unos sesenta pesos más de lo que nunca hice o quise. Si me saboreo unos dulces es por el sencillo que requiero para irme a las entrevistas en el transporte público (entrevistas que, obviamente, no pasan del cortés saludo y el efusivo "estaremos en contacto").

Vivo como quién se está muriendo en vida, con los recibos en la puerta acumulándose y el hedor de mi putrefacto vecindario desde que no recibe mi renta. Todo es más feo desde que no veo las quincenas efímeras con sonido a moneditas para pordiosero. No he sabido administrar el dinero ni en lo poco, menos en la "buena liquidación" con la que mi antiguo jefe me retribuyó cuatro años de maquilero, sin todas las prestaciones de ley ni auténticas sonrisas de gratitud. El tema es más complicado con lo que me queda. Si me da por ir a pie por el centro histórico tocando oficina tras oficina, perilla tras botón, tecla tras bolígrafo, me siento simplemente una mosca buscando la mejor mierda a flote.

Los salarios mínimos (que tan bien me vendrían) se me niegan desde casi seis meses, porque no tengo una licencia de conducir "profesional", ni el nivel de ignorancia requerido (porque cursé más de la primaria y soy un peligro cognitivo para crear sindicatos), ni poseo una computadora donde practicar mis reducidos y casi nulos conocimientos mecanográficos o tecnológicos.

Un amigo mío me ha dado unos libros hace poco y me he topado con que soy un desgraciado malagradecido por quejarme de esta manera, debido a que no tengo una familia que mantener y carezco de desmembramientos o dificultades físicas. Pero la verdadera razón por la que me vale un carajo lo que leí de esos autores de “autoayuda” y he mandado al diablo esos textos es porque si me faltara realmente un ojo o una pierna, quizá mendigando me iría mejor que ahora. ¡Sería un éxito de mano extendida recibiendo frente a un atrio!

Considero que puedo ya sea comerme un par de deditos (a lo mejor los anulares que son tan estéticos pero inútiles a la vez), vender algún órgano o algún brazo a alguien desesperado por completarse. Lo que sea, el fin es no morirme de hambre ni perder la dignidad, a menos hasta que el teléfono no llegue a sonar la semana que viene, porque huele a desalojo inminente.

Hasta entonces el respeto por mí mismo está en juego, sin embargo, no pienso jugar al ahorcado porque eso es darle la victoria fácil al sistema. El desempleo no es un mal de rutina, sino una tómbola en la que tienes suerte de salirte antes que otros o no...

Solo dos de azúcar para el café mañana; así, mientras ayudo al repartidor de periódicos por unas fichas, nadie me quita que sigo siendo notario colegiado (y graduado con honores, aunque mi único honor sea ser paciente con mi condición de inútil).

miércoles, 3 de mayo de 2017

Las Horas De Sueño

Las horas plácidas y suaves
ya no las recuerdo
quizá es porque no sé dormir ya solo
quizá solo sé dormir acompañado.
He tenido el sueño en que sueño
al margen del rectángulo de mi cama
pero al despertar solo sigo despierto.
Hace tantas lunas que el desvelo
me ha traído noches placenteras
alejadas de las almohadas
y susurrando vinos y bailes,
entonces la noche se acorta
con el sueño en ella.
A veces duermo y no descanso,
me siento al borde en calma
pero al dormir no duermo
y al volver en mí
veo que no soy yo el dormido,
yo solo sé verme despierto de sol sin luz.

Los ritos y las frases antes de cerrar los ojos
ya no poseen efecto alguno,
a veces creo que solo sé dormir ya borracho,
hasta el asco de recordar
que sigo tan solo como el agua de las fuentes
en breves instantes solas de olas.
En esos y estos casos igual no duermo,
no alcanzo otra dieta que la del insomnio
y vivo durmiendo nubes en hamacas de viento
sin llegar a soñar más que otro se desvela.
Ya olvidé cómo poner los brazos entre la almohada
y olvidé cómo apagar la vista tras mis párpados.
Sin esa tibia alma a mi lado
laminando mi piel entre su piel
no sé dormir mi cuerpo
fatigado de diurnas y nocturnas soledades.

martes, 18 de abril de 2017

Limerencia

Lunas quietas atisban la niebla
en los latentes ecos de tu aroma,
se van bailando las horas
del sueño inquieto
y se ven blancas tus manos
entre tus labios de sangría.

Esas graciosas risitas desatinadas
a mis tímidas palabras
se te ven tiernas como algodón,
una mentirosa atención en tus ojos
me deja claro lo mutuo del acuerdo.

Suavemente sollozan las estrellas
un rocío pasajero en el frío
y tus manos, tomadas de las mías,
buscan paz como raíces secando.

Son indelebles esas noches
cuando amanece tu piel blanda
al compás níveo de mis besos;
sin las termales fuentes de tu voz
yo no sería lo que soy...
y sin mi compañía
¿a quién se comería tu basto amor?

Autor de la imagen: Revista Jícara.
Especial agradecimiento a Henry Waight por su magnífica interpretación ilustrada.

jueves, 23 de marzo de 2017

Poesía Artística

He aprendido de todos un poco
y también de todo lo suficiente
para escribir y desahogarme lo suficiente
con mi vida y poesía poco a poco.

Unos me enseñan a sentir mi vida como quiero,
viviendo mi fantasía a su alrededor;
sabiendo que ese movimiento alrededor
de mi centro es lo que de la vida siempre quiero.

Ellos cuentan que la vida es amor,
que gira como suaves notas de música,
pero sé, que no es más que falsa música
esa máscara que por capricho adorna al amor.

Me apoyo en mí, en letras y en perdida lectura,
pues me llenan los ojos de nueva felicidad;
¡qué iluso y ansioso afán hay en esa felicidad!
Nada más que promesas tras alguna lectura.

Un lector a leer y yo, maldición a escribir,
ese es el destino que se dibuja en mi futuro,
solo y soñando un embellecido futuro
cuyo rostro nadie más se atreverá a escribir.

miércoles, 1 de marzo de 2017

¿Qué Tienes?

¿Qué tienes, cariño?
¿Qué esconde tu nombre
cuando está junto al mío?

Sé, que aunque muchas veces
me interrogue a mí mismo,
solo descubriré una cosa que tienes:
mi amor para tus suspiros.

¿Qué tienes de distinto?
No veo poesía suficiente que alcance
con el tiempo tus labios de vino.

Hay tanto de ti en mi destino
que no sé cómo explicarme
ver todo lo que necesito y pido
proyectado en tu espléndida carne.

Tienes sobrado ese algo
entre lo sano y lo malo;
sueños que tras los años
te traen de vuelta a mis manos.

sábado, 21 de enero de 2017

Mención Honorífica

Por su uso, las cosas llegan a su fin, pero ¿qué ocurre con las que nunca son utilizadas? La respuesta es sencilla, digamos pues que todo lo material caduca y se extingue (sin atender a la teoría científica de que la materia no se destruye sino que se transforma). Esto dicho, implicaría el deterioro del objeto aún sin haber sido consumado en la funcionalidad para la que fue hecho. Ahora bien, deseo hacer mención de algunos objetos que a diario se desgastan por el inexorable tiempo y no tanto por el uso para el que fueron creados: una engrapadora, que a falta de municiones se ha vuelto el pisapapeles de mi predilecto; la zapatilla sin par debajo de la cama, la cual demuestra el poco tiempo que paso en mi habitación; el control remoto sin baterías que ocupa un lugar en los mostradores de reparación de electrodomésticos, sin más uso que el de ejemplar empolvado ajeno de atenciones; una coca-cola que se ha vuelto un novedoso destapacaños antes que un hermoso cálculo renal; y, por último quiero hacer una mención honorífica al retroproyector en mi salón de clases, mutilado de sí y sin la más eficiente función que la de existir en las estadísticas de un inventario, así como yo existo como una cifra más entre la población mundial.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Tercos Sentidos

La gente con estreñimiento de razón
tiene tercos sentidos:
Se les duerme la cara entre el televisor
y la desinformación más actual.
Tercos los sentimientos y mutilado el entendimiento
como para divertir a su sueño
con insomnio y licor.
Esta gente se restringe las angustias
con tabaco barato y música del billboard.
¡Bah! Mi gente es un ganado irremediable
como reses nadando entre sus heces
para llegar a un extremo
que con el tiempo se vuelve callejón sin salida.
Sus respuestas ineptas
crujen como puertas viejas
porque no tienen cabeza, solo médulas erguidas
entre el suelo y algo que arriba jamás ven.
Un ajuste de mente
amerita un empachoso trasplante
que de a poco les cambie
lo terco por un sustantivo diferente.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Garabatos De Una Niña Grande

La niña grande no sabe qué pedir
pero opta por garabatos que a la distancia
dejan líneas entre líneas.
Un lenguaje articulado de coqueteos
e indirectas frenéticas
alimenta su fuego pasional por lo que desconoce.
Lo que no tiene lo quiere sin saber porqué.
La niña grande no sabe cómo pedir
porque cuando exige se siente egoísta,
porque cuando enmudece
cede el paso por horas a las malas terapias.
Sus garabatos con trazos cada vez más fuertes
ahora forman letras, lágrimas y otras rayas.
En otro papel que no es papel
mancha de maquillaje sus huellas cicatrizadas
y rehuye y reniega caprichosa
de un amor que discute que no es amor.
Sus travesuras le han costado caro:
una dosis de olor a sangre, a desencanto y a ira.
Mancha de café tres leches su boca
y de mentiras las que se topa
porque sus garabatos no alcanzan
los caramelos que muy alto están guardados.
Mi niña grande, mi niña tonta,
los caramelos se compran,
es atención lo que a ti te falta.
Tus berrinches buscan a alguien,
alguien que aunque no entienda tus garabatos,
siquiera de noche
y con voz alta
te los lea
cuando la blusa te desabroche...

sábado, 22 de octubre de 2016

Cartas Sin Remitente

De nuevo la triste mierda de siempre. La muy cabrona no traía un remitente. Ya he perdido la cuenta de las tantas cartas que han llegado a mi despacho, las cuales no traen más de una página y pasan de lo absurdo a lo amenazante. Mi esposa sabe del mal semanal pero evito darle detalles.

Cada martes o miércoles no falta la jodida letra diminuta, retorcida y punzante en las ies como en las eles. Me siento estupefacto con algunos párrafos y me he divertido con otros, sin embargo más de alguna vez me han alcanzado escalofríos o sobresaltos que me dejan temblando las manos mientras se me detienen los ojos en palabras como "fascinación" o "exhortación".

¿Qué contienen las cartas? Quizá esa sea una pregunta errónea, más bien habría que preguntarse ¿por qué están escritas de esa manera? Es incluso obvio que la persona a quién estaban destinadas no era a mí, o al menos eso pienso por ahora. Tampoco existe un dato concreto sobre quién las envía o su razón de enviarlas. "¡Qué más da!" me repito consternado muchas veces.


***

Empecé a formular hipótesis. Sin saberlo hice luego rituales. Sin querer, me di cuenta de ciertos patrones en la forma de obtener una nueva carta. Vi por ejemplo que cada primera y última semana del mes, la carta llegaba en martes. Si la carta llegaba en otra semana distinta a la primera o la última del mes, llegaba miércoles. Si el mes iniciaba en fin de semana, todas las cartas del mes vendrían redactadas como máximo hasta la mitad de la página. De lo contrario, si el mes iniciaba entre semana, el redactor se extendía hasta cubrir casi toda la página.

La ortografía del remitente misterioso era impecable. No sabría cómo pero determiné que era un hombre porque se dirigía a sí mismo con tono dominante y jodidamente misógino. A juzgar por los temas que trataba tan dispersos y con tanta versatilidad terminé hallándolo una persona culta detrás de sus retorcidas formas de lenguaje. Jamás se dirigía al destinatario, o sea a mí (voluntaria o involuntariamente) por mi nombre. A veces juraría que entornaba frases tan lógicas y cuerdas que terminaban rompiéndose con alguna idiotez digna de consagrarse, haciéndose el imbécil o simplemente actuando su locura.

Siempre que conversaba con el cartero que llevaba la carta a primeras horas del día (que no era el mismo siempre, porque me explicaron que tenían turnos),  me topaba con el argumento de que ellos solo cumplían con llevar la carta y que desconocían más. La privacidad de los documentos que entregaban era uno de sus más consagrados lemas laborales y que si tenía alguna duda sobre ello, que moviera mi humanidad hasta la agencia postal y emitiera una queja si así lo deseaba.


***

El caso de las cartas llevaba poco menos de los dieciocho meses cuando noté algo más sobre estos sobresitos manila color mierda: se estaban haciendo un verdadero problema para mí. Ya se habían acumulado grandes cantidades de polias entre las hojas amarrillentas de mi despacho y mi esposa me importunaba con frases que reflejaban mis ritos y costumbres respecto a estas cartas como "Ya vas otra vez con café a tu despacho, de seguro con la tercera taza leerás alguna nueva cartita de alguien"; o me increpaba con el tedioso "Andas descalzo en tu despacho siempre que has leído esas cartas, ¡qué fetiche el tuyo!, podrías olvidar ya ese asunto y dejar de leerlas"; yo no me había dado cuenta que incluso dedicaba mis tardes de jueves a releer la carta de la semana para mí gusto y gana.

No sabría explicar qué fue lo que me llevó a otra cosa, tengo confusa la memoria. Una noche de viernes luego de hablar del tema con mi esposa y terminar más molesto de lo normal, me llevé todas las cartas conmigo bajo el brazo y salí a toda prisa en el auto. Llegué a la agencia de correo que estaba a unos quince minutos y entré solicitando a gritos que me llevaran al encargado de turno a mi presencia. Rotundo, regordete y sudoroso un empleado levantó el brazo y lo agitó en señal de que le diera un lapso de espera. Mientras tanto decidí volcar el manojo de cartas sobre el mostrador a la vista de otros dos carteros de turno que preparaban un cargamento nuevo de envío. Estos dos empleados me vieron de reojo, se sonrieron, intercambiaron susurros y se fueron rápidamente. Cuando tuve la oportunidad de ver que se acercaba el tipo regordete y con cara de buena gente ante mi solicitud lo noté desconcertado y cuando al fin lo tuve cerca le expliqué mi problema postal mientras él ponía su cara de perfecto imbécil con sus ojos pequeñitos.

Luego de la charla con excesivos detalles con la que argumenté mi desagrado por el error que tuvieron, le cedí la palabra para atender qué escondía tras su mutis. Me vi sorprendido por la facilidad con la que tomó las cartas luego de escucharme y ordenándolas con un par de movimientos en silencio se dirigió a mí con unos gestos similares al que me dio cuando entré. Después dispuso de una hoja de papel carta amarrillenta que sacó de la parte baja del mostrador y con la misma letra que ya conocía a través de las cartas dispuso un texto así: "Tardaste mucho en venir, te felicito, ahora da la vuelta y escóndete. Pero recuerda es mi turno y si tú no venías armado, yo sí."

Las sombras de papel impregnado en mis manos en silencio se quedaron. El hombre de ojos diminutos de pronto se marchó sin haberlo previsto. Un cuchillo pasó bailando sobre mi hombro y al verme desangrando con un corte limpio de la hoja de acero, corrí tan rápido como pude hacia las puertas de la jodida agencia postal. Abrí el carro y al nomás arrancar un puto estallido de escopeta batió el vidrio trasero. Maldije.



***

Jamás en mi vida he vuelto a ver al tipo de la oficina de correo que me mandaba las cartas. Y juro que jamás antes lo vi. Ahora jugamos al escondite con mi esposa. Nos mudamos cada dos semanas o antes si notamos algún acercamiento (o carta sospechosa, incluidos los recibos y facturas).

Yo no sé cuánto tiempo más nos queda. Anoche alguien reventó nuestras llantas y ya hemos dejado en menos de diez semanas una enorme cantidad de vehículos, lugares a los que seguro no volveremos y retazos de papel de dudosa procedencia.

Ahora estoy dejando esta carta sin remitente para que cuando alguien quiera saber de mí, cuente que fui un turista forzado y un perseguido sin auxilio, que sucumbió al caprichoso juego de esconderse sin saber porqué. Después de todo ¿quién le creería a un hombre con el cadáver de su esposa en el baúl y con una herida expuesta, sin opción a detenerse por temor a un hijueputa que ni conoce?

viernes, 21 de octubre de 2016

El accidente sin memoria

Daban las tres de la tarde, la calle se silenciaba y el calor seco se enternecía con los ojos de una dama. Ella se alejaba a paso lento. La ciudad se erguía en todos los puntos cardinales y el aire se sentaba a su lado. Se saludaban cerca otras mujeres más bonitas, según le parecía.

De pronto, eran las cinco ya y el trecho recorrido en una sola dirección le parecía apenas corto. Se sentía ansiosa y paranoica, aunque no lo estaba. La gente de pronto empezó a borrarse delante y detrás. Los letreros empezaban a iluminarse y las personas se atravesaban a sus costados en prisas incoherentes sobre neumáticos y sobre baches mal parchados.

Su mirada era liviana, su piel cada vez más nívea. Ella, que no llamaba la atención de ninguno, se dirigía sin rumbo aparente al frente. No volteaba a ver a nadie, así como nadie la volteaba a ver y de pronto, casi a media noche, se frenó para hacer una fotografía mental de su extenso recorrido.

Le arropaban los estupores metálicos de los focos amarillentos. El olor a sangre que manaba de su cuerpo se intensificaba. Los talones descalzos ya gastados y el frío rocío de la madrugada iniciaban en ella una metamorfosis de visibilidad escalofriante.

Casi irreconocible de sí, gritó y gimió. Se calmó conforme la conciencia se reconciliaba con su piel y sus cicatrices. Al verse sola advirtió recuerdos inmediatos, pero no precisos: un carro, llanto y miedo, paramédicos a destiempo, una lluvia que ennegrecía la sangre derramada y una bastarda necesidad de saberse muerta.

Ya casi asomaban las tres de la mañana, el manto estrellado acordonaba la carretera y cuatro jóvenes casi borrachos que viajaban a toda velocidad no la advirtieron por asomo hasta tenerla casi al frente. El auto volcó fuera de la cinta asfáltica. La lluvia asomó y con ella el estallido del tanque de gasolina que arrojó carbonizados dos de los cuatro cadáveres.

La dama, cuyos pies gastados y descalzos había montado un nuevo teatro, se cobraba cuatro almas nuevas. Se incorporó con indiferencia y olvido desde el suelo y empezó otra nueva caminata en la misma dirección para desvanecerse de la escena con sus ropas igual de rasgadas sin saber que doce horas después estaría por despertar de su insomnio maldito otra vez.

miércoles, 5 de octubre de 2016

El Puerto Ahogado

Érase de veces los meses
que contados se hallaban reencontrados,
él en blanco vestido de marinero errante
y ella de sirena la cadera en carmín estrecho.

Dado por hecho el hecho
ambos partieron de la mano al puerto
en busca de un silencio muerto,
según contaba el muro del faro tuerto.

Primero callaba la boca la chica
con un dedo de prisa
y al verla el circunscrito caballero le dijo al oído:

"¿Qué acaban las espumas de tus olas
de ocultarme en esos febriles alfileres,
que tuercen las velas de tu sonrisa
en llana marea tan baja?"

En involuntario gesto disertó la muchacha
y haciendo algarabía de sus manos,
como de sus insinuantes gracias de dama,
movió con tonos enternecidos estas palabras:

"Señor, sé que clamas por un ancla,
y yo, barro de ama de casa excepto en mi alcoba,
vuelco barcos más grandes con mis ojos indiscretos,
veo por tanto que sus mansas algas marinas
esconden algo que al parecer mi piel no termina de sentir."

A lo dicho y sobre la arena grisácea
le revolcó la náusea a los tórtolos,
dando cuenta y vuelta a la realidad
como resaca de tamarindos en alcoholizado fermento.

Dos cuerpos se encontraron dormidos
al infinito tronar de las nubes,
la costa se llenó de sobrenombres para los difuntos
y les llamaron Thanos e Hipnos.

Fueron presas de su talasofilia en los muelles ahogados
y cortaron fustigados los lazos de su amor
sin haber dado fe y legalidad
de quién se quedaría con la casa y quién con el niño...

jueves, 29 de septiembre de 2016

Amor De Viernes

Preludio de ensueño con tez de perla
cantas vida y cantas presurosas lluvias
con sabor a almendra entre labios despedidos.

Me robaste los viernes desde que eres tú
aquel café en la antesala de mi final de semana.

Alma irremediable de espera,
mi camino danza terso del engaño al tiempo
cuando coincidimos en matinal cotidianidad.

Ya sabes hacer de mis intentos de amor
la emboscada de tus besos finales.

Ahora a cada intento de viernes
le acompaña tu austera ausencia para dos
en la misma mesita
con música de melancólico retorno a vos.