Pocas son las palabras correctas
A emplear frente a tan hermosa
Y dichosa mujer, que provista
De extraordinaria belleza,
No dejó nunca de ser la niña
Que conocí desde que tengo memoria.
Realmente no se me da bien
Hablar como escribir, mis disculpas señorita.
Al momento de yo vivir como vivo,
Así como se viven los días de día,
O así como se duermen de noche:
Para mí no ha sido similar,
El lento andar del existente Cronos,
Regularmente vivo por gusto a ser yo,
Realmente revivo tenerla acá.
No recuerdo del todo el pasado
Que nos compartimos, (¿prefieres de tú o de usted?).
(¿De señora o señorita?), Perdón,
Le decía entonces, antes…
(¡Como tú prefieras, amiga! Mi Clarisa);
He hablado mucho de mí, sin saber,
Que he podido hablar más de ti,
No es que te haya dejado olvidada
Ni que te haya reemplazado ahora,
Puesto que no he transmutado
Esta ansiedad de soñarte tangente
A la presencia; tu respiración…
Me pone nervioso, inevitablemente.
Entonces como quien camina
Inválido de la vista, y sin rumbos
Se enfrenta al origen de su padecer,
No he llegado ni a odiarte,
Tampoco a borrarte de mi alma.
En ti tengo la fortuna de materializar
El reencuentro de un amor que nunca,
(Lo aseguro), fue amor.
Hace quince años ya, creo, ¿Qué opinas?
…¿Qué si no te invito a salir?, ¡Encantado!
Seguro ya no somos los mismos
De aquella edad y me despiertan sospechas
De lo que ha sido tu vida sin la mía,
Seguro que casi me olvidabas en tus viajes
Donde sólo invitabas a tu espacio
A quienes permanecían inmóviles
De sentimientos,
Rectos en su afán,
Discretos en quererte sin hablarlo,
(A diferencia de yo que tanto expreso).
Es muy intensa tu voz,
Y hasta mi corazón me dicta
Que nos encontraremos de nuevo;
Cuando no estés cerca,
Haré de estas conversaciones,
La única correspondencia
Que llegue a tu sentimiento tenue
De quererme hablar como yo a ti.
…Sí, ya sé que no es amor, insistir,
Podría arruinar el beso cuando te vayas a despedir.
