Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Luz para amanecer

 Para Jessie


Otras veces pensé no tener la calma
o el carácter
o las palabras
para afrontar tales consecuencias.

Ponerle vela supe a otros barcos,
pero al tuyo no.

Cuando al fin te vi partir
me pareció el espectáculo más hermoso de mi historia,
era aquello un funeral vikingo sobre las aguas
mientras me negaba un solo parpadeo.

¡Mentí!
Y no hay peor mentira que esta.

Debí retenerte un poco más,
hacer agónica y algo trágica la partida,
dibujar más huellas en la arena de tu espalda,
quererte con más coraje,
besar tu pelo
o arrastrarme como animal moribundo.
Así como uno quiere la vida al calor de las hogueras.

Sin hogar para el llanto,
sin formas para el grito,
sin jardines para la culpa,
me quedé tibio mucho rato.

Los soles trazaron las mismas curvas en el techo
y yo continuaba callado y estúpido de mis decisiones,
como de mis intenciones.

Al reconocerme un retorcido ser
que ha sobrevivido a las estaciones sin daños exteriores,
pero herido por dentro,
me vuelvo al mismo lago,
y a tu recuerdo.

¡Qué iluso fui
queriendo hallarle calor a los relojes!

Entendí que mi consuelo no estuvo en tu silencio,
lo hallaba en tu piel sensible,
en tu música de la mañana
y en la rutina de la que tantas veces renegué como niño caprichoso.

Ahora esa paz asoma en el firmamento
y no es el sol;
debe ser el momento de bautizar esta luz lista para amanecer,
quizá con tu nombre
o el de tu madre,
quizá Catleya...
si lo mereciera, quizá Catleya...

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