Somos carne, más desconocidos y menos amigos,
somos como cuando niños: quisimos ser,
porque al llegar a la edad que compartimos,
somos tan desamorosos uno con otro aún.
Si fueras como querías serlo de quince,
estos seis años te sabrían a otro amor,
serías un poco más mía que de otro
y nuestro mundo sería ideal quizá.
Si fuera como quise serlo desde quince,
con seis años más tendría la oportunidad,
de escoger amarte más en lo cotidiano
y este mundo tal vez no fuera tan malo.
Somos dos heridos de muerte, dos más
que se suman a las víctimas del realismo,
porque ni me recuerdas como yo pido
y besarte yo, más ya no podré.
A los veintiuno se nos pierde la mirada,
no podemos reconocernos porque no queremos,
no hablamos de cuanto nos amamos,
no somos mejores con daños en los años.
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