Para Leslie S.
En el surco
que se abre
por cielo,
«lejanía»
es la palabra
que leo.
Aún si enfrento
la memoria
contra el capricho,
igual la miel de los trinos
de tu boca
solo se saben mezclar
con algo de hielo.
En la suavísima sed
que me da tu foto,
tu grabadora
y tu canción,
he preferido hoy ayuno
con tal de no perderme
ni uno
de tus márgenes a contraluz
desde mi almohada silente.
Si me sigo alejando
de las perlas de tus poros
o los juegos de tus uñas
no es por ti,
no es por mí,
es por alcanzarnos
quizá mañana,
quizá un veintiuno o veintidós.
Ni yo soy tanto
ni tú tan poco
como para leernos mentiras
de que no volveremos
ni a las páginas engañadas
ni a las despedidas con vino
de camino al carro.
Que te quede
la más sincera sonrisa
en la religión de tus ojos,
aunque deba ser yo
quien llore
por la nueva espera de ambos
al nomás dar la vuelta...
al nomás...
darte...
el adiós.
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