Introducción

El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.

-Rodrigo Villalobos F.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Evitando Al Caballero

Pequeña Dama, ¿me permites?
me disculpas pero te vi entrar sola,
y cambia esa cara desconcertada
que a pesar de verte hermosa
la ocasión amerita otra mirada.

Ya sé que me aprovecho de tu tiempo,
no hay nada malo, te digo porqué:
¿acaso esta silla tenía nombre reservado?

Perfecto, te comprendo, estás escapando,
estás caminando entre fuego,
¿te estás yendo ya? ¿tan luego?
la noche es joven bella Dama,
permíteme tan sólo un momento.

Deja de acechar esa puerta
y escucha lo que mi vida busca,
por lo menos hoy acata mi palabrería.

Yo sé que no me extrañas,
que no me necesitas, que viajas bien
sin este poeta que te hace distraer:

Vine a coincidir a este mismo bar,
cuando habiendo tanto lugar,
¿cómo pensar que te iba a encontrar?;
tú y yo ya estamos bastante grandes
para hablar de fantasías y reproches.

Toma algo, yo lo pago,
no te vayas, te lo ruego,
busca un vaso yo te sirvo.

Mírame, no escondas más
esa cara maquillada,
yo te conozco y no me debes nada.

Mírate y discúlpame pero guapa aún te ves,
no mereces el amor que tienes
porque el precio yo lo sé,
lo prefieres por un par de coincidencias,
pero tú no eres como el resto de sus pertenencias.

Tú eres Dama valorada,
una mujer enteramente entregada
al Amor del día a día.

Eres una pieza de emoción
que encaja con mi pasión,
perdón, ¿eso aún te hirió?

Sabes lo que es vivir en mi condición,
no vale la pena cantarte toda la canción,
moriría por esconder este sentimiento,
estoy cansado de ser la víctima;
deberías permitirte una palabra para este Caballero.

Si tú no lo deseas, no lo digas,
apaga tus intensiones y desmotívame
pero hasta a tu silencio, ¡yo lo amo!

Estás conteniéndote y fallando
a la más hermosa regla...
Dolió tu bofetazo, pero que bueno recordarlos...

Acabando esta charla,
que bien se te ve el enojo,
me alegró darle a tu vestido ese abrazo;

Recuerda que aunque no portes el anillo,
imaginaré lo bien que te quedaba mi apellido,
que disfrutes esta noche.

¿Qué? ¿ahora no puedo levantarme?,
¿no fue suficiente ese chasquido
quemándome la cara con tanto gusto?
y te falta soltar mi mano, hasta pronto
que se aproxima el que ordenará tu futuro.

Buenas noches, mucho gusto,
perdón la interrupción, pero sin motivo,
acercarme pareció el mejor epílogo de la relación.

Viajo pronto a Europa, tomaré fotos
y te traeré en mis ojos, el olvido de tus labios;
toma un beso desde lejos
y una despedida sin festejos,
yo tomaré un café sin azúcar por reunirnos luego de los años.

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