Preferido cadáver y así bien querido,
fantasma de barca lejana al puerto,
abreviado a tu silencio incierto,
así me quedo a medias despierto,
a medias violencia y a medias dormido.
Porque sí, me nombras con violencia
y así me apellida con honra tu memoria
a veces con tus labios bendecido,
otras tantas maldito de tu distancia
condenado a las mejores páginas de tu historia.
Doblegado a tu tacto ininteligible
me apego al hecho más notorio,
que no soy el mejor en el repertorio
de tu desgastado teatro rutinario,
mas siempre soy el loco impredecible.
Mi ausencia total sería una calamidad,
una total burla al equilibrio de una ciudad
de dos personas siendo uno a otro invisible,
donde tú, con toda tu conocida autoridad
eres violenta, acompañándome solo de tu soledad.
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