Si tu cabello fuera otoño,
yo gozaría apretando mis manos
contra tan perfectas hojarascas.
Si tu piel fuera invierno,
tanto yo disfrutaría la violenta nieve
que la recogería a besos.
Si tu sonrisa fuera primavera,
no habrían flores que más quisiera,
me adornaran de su alegre compañía.
Si tu voz fuera verano,
¿por qué esperar a que termine el año
para escuchar al sol de tu encanto?
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