Son las horas del reloj esa suave percepción de que pronto el agua cederá, y que seguro no tardarás más en llegar, porque al ser la víspera un día de septiembre, sé cuanto gustas de romper la distancia que nos detiene un beso.
I
Son las rosas sobre el piso
las que marcan el inicio
de una lluvia primeriza
que en mis manos se desliza.
II
II
Para confortar al sol,
las luces de la habitación
esperan mejor apagadas,
aguardándote entre velas floreadas.
III
Nos queda un gris matinal
estancado en el ocaso final,
por interrumpir de la noche el paso
con una caricia que llega a abrazo.
IV
Si estás insistente a mi lado,
te aseguro con beso inesperado
que mañana podrá no ser septiembre,
pero que no me alejaré por siempre.
V
No siempre podrás verme despertar,
no conviene juntos estar,
no es excusa para querernos
y no es momento de detenernos.
VI
Nunca oyes cuanto digo,
apenas tiempo paso contigo,
apenas siento tu boca en pago
y sé que es amor lo que te hago.
VII
No encuentro razón suficiente
para hablar de lo que no es diferente,
si nunca terminamos lo que empezó
entonces recordemos con un beso.
VIII
Aún tenemos problemas para iniciar
juntos una conversación por no callar,
es que tenemos esta forma de sentir
que con otros no se podría vivir.
IX
Tenemos tiempo para estar a solas
cuando realmente eres la que me consolas
y soy yo el que te comprendo,
la locura parece que se nos está acaeciendo.
X
El mundo habla de sufrido pasado,
yo busco saber si en mi has pensado,
tú entiendes todo lo que tienes
y espero acá lejos por si aún me quieres.
XI
De espaldas hay besos por si los buscas,
de mí pides algo que te merezcas,
por eso tú me escoges de juego
para luego dejarme por si me entrego.
XII
Son sigilos de invierno,
sobre tu perfume eterno,
cual tus labios de seda
amarran lo que me queda.
XIII
Traen flores estas lluvias,
caen muertas nuestras caricias,
será porque tenemos sospechas,
será que ya no me aprovechas.
XIV
Se vale pedir perdón si se siente,
es el recuerdo la receta prudente
contra un amor que no se ha ido,
o contra el olvido medio florecido.
XV
Permanecen blancos, pero nuestros,
quedan tristes, porque son restos,
están esperando y debe ser cierto,
que los labios tienen reencuentro incierto.
XVI
Lo que juramos por eterno
tiene un final alterno,
esa parte de la que nadie habla,
esa discusión que tanto se entabla.
XVII
Es fácil llorar cuando invierno es
como se llora un amor que no es,
y alzados tus besos en mi boca dividida
son sólo agua que pasa llovida.
XVIII
Caen deshojadas tus lágrimas
cuando pasan de gritos a más,
que si no estoy un tanto cerca
puede que mi olvido a poco se ejerca.
XIX
Para las malas recetas también hay cura,
para las tuyas yo quito censura,
para las mías no tengo respuesta,
pues tu mirada no sé si aún se presta.
XX
Son tus ojos flores de Praga,
esa mirada que poesía traga,
la delicia más funesta
que a buscarme está dispuesta.
XXI
Y debe ser tu coquetería toda
la que merezca tener oda,
y debe ser por como me ilusiona
tu cuerpo cuando al mío reacciona.
XXII
Cuanto forma parte de tu encanto
es dejar que consuele tu llanto,
es dejar que sean mis palabras el arte
que hacen de tu amor mi mejor parte.
XXIII
A flor de ojos de llanto reprimido
debo alejarte aunque no te hayas ido,
porque es tu presencia ese paraje
donde abunda tu voz como brebaje.
XXIV
Desarmar tu boca ilesa,
que de intensión se endereza
a buscarme sin miedo,
es un deseo con el que me quedo.
XXV
Una llamada de atención
que se robe tu indecisión,
una sola que me dieras bastaría
para saber hasta donde yo llegaría.
XXVI
Estoy solo de ahora en adelante,
te has marchado sin que un adiós te cante,
ya estás lejos y oculta entre el resto,
pero estas frases te quedan de recuerdo manifiesto.
XXVII
Cuando me queden de ti menos
besos de los que nunca estuvieron llenos,
entonces estarás muy alejada,
entonces yo esperaré tras de tu almohada.
XXVIII
Comparado el cielo a distancia
con extrañar tu fragancia,
diría un loco que eres pintura,
yo diría que en mis letras está tu cintura.
XXIX
Son de septiembre tus pasos,
son de pronto recuerdos y retazos,
fueron míos tus labios
y acabaron llevándose un adiós.
XXX
Las luces alumbran mejor a oscuras,
tu boca no habla mejor si sólo susurras,
mis poemas son velas sin fuego ni cera,
esta alma ya no tiene quien le quiera.
III
Nos queda un gris matinal
estancado en el ocaso final,
por interrumpir de la noche el paso
con una caricia que llega a abrazo.
IV
Si estás insistente a mi lado,
te aseguro con beso inesperado
que mañana podrá no ser septiembre,
pero que no me alejaré por siempre.
V
No siempre podrás verme despertar,
no conviene juntos estar,
no es excusa para querernos
y no es momento de detenernos.
VI
Nunca oyes cuanto digo,
apenas tiempo paso contigo,
apenas siento tu boca en pago
y sé que es amor lo que te hago.
VII
No encuentro razón suficiente
para hablar de lo que no es diferente,
si nunca terminamos lo que empezó
entonces recordemos con un beso.
VIII
Aún tenemos problemas para iniciar
juntos una conversación por no callar,
es que tenemos esta forma de sentir
que con otros no se podría vivir.
IX
Tenemos tiempo para estar a solas
cuando realmente eres la que me consolas
y soy yo el que te comprendo,
la locura parece que se nos está acaeciendo.
X
El mundo habla de sufrido pasado,
yo busco saber si en mi has pensado,
tú entiendes todo lo que tienes
y espero acá lejos por si aún me quieres.
XI
De espaldas hay besos por si los buscas,
de mí pides algo que te merezcas,
por eso tú me escoges de juego
para luego dejarme por si me entrego.
XII
Son sigilos de invierno,
sobre tu perfume eterno,
cual tus labios de seda
amarran lo que me queda.
XIII
Traen flores estas lluvias,
caen muertas nuestras caricias,
será porque tenemos sospechas,
será que ya no me aprovechas.
XIV
Se vale pedir perdón si se siente,
es el recuerdo la receta prudente
contra un amor que no se ha ido,
o contra el olvido medio florecido.
XV
Permanecen blancos, pero nuestros,
quedan tristes, porque son restos,
están esperando y debe ser cierto,
que los labios tienen reencuentro incierto.
XVI
Lo que juramos por eterno
tiene un final alterno,
esa parte de la que nadie habla,
esa discusión que tanto se entabla.
XVII
Es fácil llorar cuando invierno es
como se llora un amor que no es,
y alzados tus besos en mi boca dividida
son sólo agua que pasa llovida.
XVIII
Caen deshojadas tus lágrimas
cuando pasan de gritos a más,
que si no estoy un tanto cerca
puede que mi olvido a poco se ejerca.
XIX
Para las malas recetas también hay cura,
para las tuyas yo quito censura,
para las mías no tengo respuesta,
pues tu mirada no sé si aún se presta.
XX
Son tus ojos flores de Praga,
esa mirada que poesía traga,
la delicia más funesta
que a buscarme está dispuesta.
XXI
Y debe ser tu coquetería toda
la que merezca tener oda,
y debe ser por como me ilusiona
tu cuerpo cuando al mío reacciona.
XXII
Cuanto forma parte de tu encanto
es dejar que consuele tu llanto,
es dejar que sean mis palabras el arte
que hacen de tu amor mi mejor parte.
XXIII
A flor de ojos de llanto reprimido
debo alejarte aunque no te hayas ido,
porque es tu presencia ese paraje
donde abunda tu voz como brebaje.
XXIV
Desarmar tu boca ilesa,
que de intensión se endereza
a buscarme sin miedo,
es un deseo con el que me quedo.
XXV
Una llamada de atención
que se robe tu indecisión,
una sola que me dieras bastaría
para saber hasta donde yo llegaría.
XXVI
Estoy solo de ahora en adelante,
te has marchado sin que un adiós te cante,
ya estás lejos y oculta entre el resto,
pero estas frases te quedan de recuerdo manifiesto.
XXVII
Cuando me queden de ti menos
besos de los que nunca estuvieron llenos,
entonces estarás muy alejada,
entonces yo esperaré tras de tu almohada.
XXVIII
Comparado el cielo a distancia
con extrañar tu fragancia,
diría un loco que eres pintura,
yo diría que en mis letras está tu cintura.
XXIX
Son de septiembre tus pasos,
son de pronto recuerdos y retazos,
fueron míos tus labios
y acabaron llevándose un adiós.
XXX
Las luces alumbran mejor a oscuras,
tu boca no habla mejor si sólo susurras,
mis poemas son velas sin fuego ni cera,
esta alma ya no tiene quien le quiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario