Hoy...
como el resto de tus días...
puedes permanecer amando a quien quieres
pero no al que te mereces,
no es él lo que yo podía llegar a ser
y seguro no es recíproco lo que te espera
desde que no estoy en tu almohada...
No hablas,
apenas sabes callar,
te atreves a escapar y aún con todo:
no aprendiste que a mi lado
te debías de quedar...
Hoy...
por la noche de tus huellas...
te pareces menos
a la mujer que yo solía conquistar,
cada vez eres más ajena
de los besos que aquella me hizo inventar...
Con el tiempo,
dudaste al soñar,
te dejaste caer
y es a mí, a quién dejaste de buscar,
el único amigo que se quedaba a tu espera,
el fiel acompañante
que a tu piel enseñó lo que era calor,
sin siquiera haber sol...
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