I
El poeta que bebe café sabe bien
que el único mejor aroma
entre la tinta y la taza
es el perfume de su amante.
II
Me gustan tus labios
que son como seda tibia
tan suaves y tan míos
que ganárselos ¿quién sabría?
III
Hay mujeres como callejones sin salida
de esas que no te llevan a ningún lugar,
un enredo de embellecida maravilla
que te atrapan y sólo se hacen pasar por tuya.
IV
Mujeres las hay de todas clases pero,
yo las aconsejo a todo hombre: complicadas,
las espontáneas son las que mejor atraen,
esas de menor mesura en los ojos que en las palabras.
V
Paso demasiado tiempo contigo,
sin que tú estés presente,
te llevo de arriba a abajo
en mi insistente mente,
sin que te imagines
estar conmigo.
VI
Estoy en el mar
sin saber nadar,
estamos a la par
sin saber hablar.
VII
Al mi sueño acabar
te vas enseñándome a besar,
en la realidad, sin mucho esperar,
a lo lejos se queda, en mis ojos tu andar.
VIII
Nuestro amor, de intentos se llena,
a intentos tropieza y cae por pereza;
este amor de intentos se ha llenado,
no ha avanzado y permanece cansado;
está nuestro amor de intentos lleno,
más no los hay malos ni los hay buenos.
Ya mi amor es un intento sin querer
y tus intentos de amor, la rutina los ocasiona,
por tanto: el amor que tiene intentos sólo ilusiona.
IX
Mujer, desde que te ausentas
¿por qué alimentar mi amor debería?
si aún considero que beber debería
sólo mi boca de los labios que ausentas.
X
Me estás haciendo caer:
mis murallas empeñadas en ceder,
mis puertas dejándose romper;
mi única esperanza: que me sepas querer.
XI
Hoy preso de angustia
por una rutina mustia
recordando aquel sonido
de voces que se han ido,
todos los pies que han pasado
pero que nunca han regresado,
el aroma de mujer
sobre ropa sin poner
y los tantos ojos felinos
seducidos de besos y buenos vinos,
todo se me hizo diario credo
de tanta promesa que a medias quedó.
XII
La espesura de esos labios
me enloquece de forma tal
que sol tras sol y luna tras luna
recapacito en besos vacíos,
con la hermosura de un coral
que a mi amor le ha dado cuna.
XIII
Sé amor y sé libre
por ser mujer
por ser agua en la piedra.
Sé amor y sé libre
por ser mujer
por ser sentimiento y cuerpo.
Sé amor y sé libre
por ser mujer
por ser el nombre de este verso.
XIV
Se me llenan de intensión los ojos,
de intensión las manos sobre tu rostro,
de intensión besos entre nosotros,
para amarte con intensión yo tan devoto.
XV
Acomodé entre todas mis ideas
darte más amor del que te rodeas,
hacerte saber que conozco poco
del dolor que con el tiempo provoco.
Me conformé con el fantasma silente
de tu caricia y tu voz ausente,
pero ahora me inunda el capricho
de que reconozcas verdadero cuánto he dicho.
XV
Acomodé entre todas mis ideas
darte más amor del que te rodeas,
hacerte saber que conozco poco
del dolor que con el tiempo provoco.
Me conformé con el fantasma silente
de tu caricia y tu voz ausente,
pero ahora me inunda el capricho
de que reconozcas verdadero cuánto he dicho.
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