Dos sombras se exponen,
al fondo se quedan,
de a poco se acercan
y quererse pretenden.
El faro que ilumina,
temeroso acecha la escena:
ella atada cual cadena
y él con abrazos de esquina.
Yo los tengo a la vista,
de casualidad me los encuentro;
entonces la nostalgia se adentró
por aquel desamor que lejos ya dista.
Por aquellos dos ajenos sin aprecio,
la agonía en mí, cede,
mientras en ellos un beso quede
yo maldeciré a este corazón necio.
Me marcho porque quiero quedarme,
me aparto porque soy débil,
y porque de seguir esa actuación fácil,
esta rabia no dejaría labios que recordarme.
Me marcho porque quiero quedarme,
me aparto porque soy débil,
y porque de seguir esa actuación fácil,
esta rabia no dejaría labios que recordarme.
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